jueves, 26 de abril de 2012

La Confesión que Liberta


La confesión que liberta

Pero si le confesamos a él nuestros pecados, podemos confiar en que él nos perdonará todo pecado. El limpiará nuestras vidas. 1 Juan 1:9

INTRODUCCIÓN
El acto de la confesión fue establecido por el Señor (Lv. 26:40), para que el hombre tuviese libertad, vida abundante y sea limpiado de toda maldad. En las escrituras se identifican varias aplicaciones que la confesión. Pero el objeto de nuestro estudio es conocer cuál es la confesión que liberta al cristiano.

I.          ¿QUÉ ES CONFESAR?
Existen varias definiciones de lo que es confesar. Un diccionario dice: Confesar es manifestar uno sus hechos, ideas y sentimientos. Ejemplos de confesión existen muchos, uno de ellos son Adán y Eva; ellos manifestaron sus hechos, sus sentimientos e ideas. Tal confesión conmovió el corazón de Dios, que los libertó al ser justificados cuando los cubrió de pieles (Gn. 3:21).
Confesar es abrir el corazón delante de Dios (Sal. 32:5,6); el hombre no tiene nada que ocultar, no puede esconderse porque Dios se encuentra en todo lugar (Sal. 139:7-12). Aún los seres que nosotros consideramos invisibles no pueden ocultarse de los ojos de Dios. En la Biblia versión Torres Amat dice: “No hay criatura invisible a su vista, todas están desnudas y patentes a los ojos de este Señor, de quien hablamos” (He. 4:13).

II.        ¿A QUIÉN DEBO ACUDIR PARA CONFESAR ALGO?
El apóstol Santiago recomienda al nacido de nuevo que ha ofendido a su hermano a que confiese su ofensa; el que confiese sus hechos es porque reconoce cuál es su condición, reconoce que necesita ser sanado y libertado. El Señor pide que declaremos nuestros pecamos a hombres justos para que oren, ya que su petición bien dirigida será eficaz (Stg. 5:16).

III.      CONSECUENCIAS POR NO CONFESAR:
En el Antiguo Testamento una figura que simboliza al cristiano es el pozo. El pozo tenía que mantenerse limpio para que fluyera el agua. Un pozo sucio no puede ser usado (Gn. 26:15), hay que destaparlo. Así el hombre que acumula sus pecados tapa su pozo y para ser limpiado debe confesarlos. A continuación se enumeran algunas consecuencias de la falta de confesión de David y que vienen a ser un reflejo real de lo que puede ocurrir:
a.  El cristiano se mantiene cargado (Sal. 38:4)
b.  No tiene gozo, anda enlutado (Sal. 38:6)
c.   Se debilita (Sal. 38:8-17)
d.  No tiene revelación (Sal. 38:10)
e.   Se dan derechos al enemigo (Sal. 38:12)
f.     No hay alabanza y adoración (Sal. 38:13)
g.  No fluye el Espíritu
h.   Se contrista al Espíritu Santo
i.      No puede ser usado porque necesita limpieza (Gn. 26:18)
j.      Padece de enfermedades (Sal. 38:3)

IV.         BENEFICIOS DE LA CONFESIÓN
El confesar requiere una actitud como lo es el arrepentimiento y posterior a la confesión, el apartarse. El siguiente listado presenta algunos de los beneficios de una confesión sincera, una confesión hecha de todo corazón, hecha para agradar al Señor.

1.   Dios nos limpia de toda maldad (Sal. 32:5-7; 1 Jn. 1:9)
2.   Tiene revelación y dirección de Dios (Sal. 32:8; Is. 58:11)
3.   Alcanza misericordia (Pr. 28:13)
4.   Será restaurado (Is. 58:8)
5.   Tendrá reposo
6.   Hay libertad, no se llevan cargas

Cuando se confiesa, como consecuencia de un arrepentimiento genuino, se obtiene el perdón de Dios, y él se olvida de todo lo que hemos hecho (He. 8:12).

V.           ¿POR QUÉ NO SE PRACTICA LA CONFESIÓN?
Muchas veces se conocen los beneficios y consecuencias de la confesión pero no se realiza. Las personas que no confiesan sus pecados tratan de ocultarlos, engañándose a sí mismos.

Las razones que detienen practicar una verdadera confesión son:

El orgullo: El altivo de corazón no confiesa sus pecados, porque se considera intachable, no tiene nada de qué avergonzarse, se considera superior.

La dureza de corazón: No oye la voz del Espíritu, se siente bien en su condición pobre y alejada de Dios. Lo que es aún peor, se entrega a practicar toda suerte de impurezas (Ef. 4:17-19).

La desconfianza: Muchos se preguntan ¿me perdonará Dios?, porque no tienen fe, ya que él ha dicho: “entrad confiadamente al trono de la gracia para que recibamos misericordia” (He. 4:16).

El Señor ha enviado que oren unos por otros, que el necesitado pida auxilio o ayuda a un ministro y en forma convenida rompan ataduras en el nombre del Señor. Otros no piden ayuda porque consideran que su confesión será publicada, cuyo temor no permite que se realice una ministración efectiva.

Falta de conocimiento: Algunos tienen el deseo sincero de expresar lo que existe dentro de ellos pero desconocen que el Señor ha establecido la ministración. Otros han recibido una enseñanza errada de lo que es la ministración y el mover del Espíritu Santo.

Dios ha dado promesas a su pueblo mostrando de su inmenso amor y misericordia. Isaías 41:13 dice: “Porque yo, Jehová, soy tu Dios que te toma fuertemente de tu mano derecha y te dice: No temas, yo te ayudo”.

CONCLUSIONES
·      La confesión que liberta es la que se hace creyendo que Dios perdona y restaura.
·      La confesión que liberta es la que se realiza sin doblez de corazón.
·      Quien no confiesa sus pecados y se aparta no prosperará.

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