sábado, 31 de marzo de 2012

La sanidad del alma


La sanidad del alma

Amado, ruego que seas prosperado en todo asi como prospera tu alma,  y que tengas buena salud. 3 Juan 1:2

INTRODUCCIÓN
Todos sin excepción hemos tenido alguna alteración o anormalidad en el alma. Muchos retienen recuerdos dolorosos del pasado. Necesitamos una restauración interna, y Cristo como médico divino ofrece sanidad (Lc. 4:18).
El texto base utilizado en esta oportunidad enseña que el bienestar físico y material está relacionado con el del alma. La raíz de muchos males se encuentra en el alma, por lo que hay que desarraigarlos.

I.      CAUSAS DE LA ENFERMEDAD

A.    Malos tratos en la niñez (Jn. 9:2)
Hay quienes fueron objeto de malos tratos (insultos, maldiciones, golpes, inclusive abuso físico), provocando heridas en el alma y que son llevadas a la vida adulta, afectando su relación con los demás. Hay quienes tienen temor a tomar responsabilidades,  pues recibieron una ministración de inutilidad. Los hogares destruidos por divorcio, vicios, ausencia de alguno de los padres, constituyen ocasión muchas veces de deformaciones en el alma.

Jefte, por ejemplo, era un hombre de guerra y esforzado pero estaba lleno de prejuicios, porque su pasado había sido difícil. Era hijo de una ramera, su padre había sido cruel y duro con él (Galaad significa: rocoso, duro). Tuvo una madre suplente, sus hermanos lo despreciaron; se juntó con hombres ociosos. Todo esto le afectó, de tal manera que cuando le visitaron los ancianos de Israel él les respondió, ¿no me aborrecisteis vosotros y me echasteis de la casa de mi padre? Su alma había sido dañada pero fue sanada y finalmente gobernó a Israel.

B.     Una vida descarriada (Sal. 41:4)
Tiempo atrás, al no tener el señorío de Cristo sobre nuestra vida o conociéndole y alejándonos de su pastoreo,  fuimos esclavos del pecado (Ef. 2:1-5). Nuestro único interés era satisfacer los deseos del alma. Gálatas 5:19-21 describe una serie de obras que viciaron nuestra alma, estas desviaciones que puedes ser heredadas de nuestros antepasados, inclusive, son efecto de una insatisfacción del alma.

C.    Problemas y fracasos
Otras de las causas de las deformaciones del alma son los hechos o circunstancias que vivimos. Para algunos la pérdida de un ser querido, la quiebra de una empresa, el despido del trabajo, etc., puede ser tal depresión o la ansiedad, que puede llevar a la persona, en casos extremos hasta el suicidio. Job y David sufrieron depresiones, habiendo recibido el auxilio del Señor (Job 3:11,13; Sal. 77:2-10).

II.     LA SANIDAD DEL ALMA
Debemos reconocer que la sanidad es un proceso y que se obtiene acercándose a Jesucristo, renunciando a continuar con ese malestar y cambiando de actitud (renovación).

Jesús en su ministerio terrenal ofreció verdadero descanso para nuestras almas (Mt. 11:28,29), pero él mismo constituyó hombres para que pudieras asistirnos de parte suya (Ef. 4:12). Los siervos llamados a ministrar, pueden ser hombres y mujeres,  quienes deben tener revelación de Dios para actuar cuando no se conoce con exactitud el área afectada.

El profeta Natán es un ejemplo de cómo Dios faculta a sus siervos con dones sobrenaturales para descubrir la raíz de nuestra enfermedad y cómo poder ser un medio para traer salud nuestro interior (2 S. 12:1-15; Hch 9:10-18; 1 Co. 12:7-11).

III.   ¿QUIÉN PRODUCE LA SANIDAD?
El médico sabe que no puede sanar. Solamente asiste con otros medios. Así el poder sanador para el alma proviene de Dios. Pero recordemos que la unción hace la diferencia; sólo la unción del Espíritu pudrirá el yugo (Is. 10:27). Así mismo, la confesión y la oración pueden traer libertad al afligido y al enfermo (Stg. 5:13,16).

CONCLUSIONES
·         En el alma está la mayoría de los problemas o deformaciones del hombre.
·         Dios nos dio un alma sana, pero contrajo una serie de enfermedades que sólo el médico divino podrá curar.

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