Liberación
de demonios
Y estas señales acompañarán a los que han creído:
en mi nombre echarán fuera demonios. Marcos 16:17
INTRODUCCIÓN
El Señor dejó como señal para
el que ha creído, que en su nombre se echen fuera demonios. Es la investidura
de poder por el Espíritu Santo la que nos capacita para pelear contra ésta
fuerza del mal.
La palabra demonio viene del
griego daimon que significa espíritu
inmundo y puede definirse como: espíritu inmundo enviado por el diablo en contra de los que han creído
o son salvos. Estos son los antítesis de los espíritus de Dios (ángeles), los
cuales son enviados para servir por causa de los que heredan la salvación (He.
1:14).
En Efesios 6:12, el apóstol
Pablo nos enseña que nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra los
poderes del mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en
las regiones celestes. Conscientes que tenemos que fuerte lucha, debemos
conocer al enemigo y sus súbditos para saber cómo pelear contra él o cómo
reprenderlo.
I.
CARACTERÍSTICAS
DE LOS DEMONIOS
a) Son
comandados por el diablo (Lc. 11: 15)
b) Poseen
regiones especiales (Mr. 5:1)
c) Pueden
afligir el cuerpo con enfermedades (Lc. 13:11-16)
d) Siendo
inmundos tientan al cristiano con todo lo del mundo (Mt. 4:10)
e) Tienen
diferentes grados de maldad (Ef. 6:12)
f) Se esconden
tras un ídolo dominando al que cree en él (1 Co. 10:19,20)
g) Son
portadores de error, seduciendo a los creyentes (1 Ti. 4:1)
h) Instarán al
final de este siglo a pelear contra Dios (Ap. 16:14)
i) Reconocen
autoridad (Lc. 4:41; Mt. 8:29)
II.
EL
PROCESO DE POSESIÓN DEMONÍACA, LIBERACIÓN Y REINSIDENCIA
En el libro de Mateo capítulo
12 y versos 22 y 27 notamos claramente que los demonios no se expulsan entre
ellos mismos. De allí que en los centros de espiritismo no pueden liberar a los
endemoniados, esto significaría que el reino de satán estaría dividido.
En el verso 28 vemos que la
liberación demoníaca únicamente se puede hacer por el Espíritu Santo, lo que
significa que sólo los llenos del Espíritu pueden hacerlo, porque ya recibieron
la investidura de poder para pelear contra estas huestes. En los versos 29 al
32 se ve cómo el cristiano comienza a ceder terreno a los demonios. Éstos
primero se encargan de atarlo hasta ponerlo en contra de Dios y haciendo que
desparrame la bendición de Dios, a tal grado que la sentirá como una carga.
Durante el proceso de
posesión comienza a notarse un fruto como lo dice el verso 33. El fruto es el
hablar. Dice la Biblia que de la abundancia del corazón habla la boca. En la
mayoría de los casos se principia murmurando y puede llegar hasta la
pronunciación de maldiciones, etc. Mientras que el hombre limpio de su buen
tesoro saca cosas buenas; quien está contaminado, con el hablar demostrará su
mal. Quien está en proceso de ser estorbado por parte de demonios sólo busca lo
espectacular, como lo dicen los versos 38 y 39, buscando señales, porque ya
nada le satisface.
Cuando el Señor libera, verso
43, el espíritu inmundo sale del hombre deseando volver a posesionarlo. Esto
hace que el liberado esté en peligro mayor, pues si se descuida el espíritu
inmundo encuentra la casa como lo describe el verso 44, desocupada, porque fue
liberado; barrida, porque fue ministrado, y arreglada, porque el Espíritu Santo
la ha ordenado.
Sin embargo, en el verso 45
notamos la reincidencia o la entrada nuevamente del espíritu inmundo, pero con
siete espíritus más depravados que él. Esto hace que el estado final de aquel
hombre resulte ser peor. Por esta razón es vital que la persona liberada
continúe un proceso de ministración de su alma. Será necesario acudir a un
ministro preparado por el Señor, sólo de ésta manera se cerrarán portillos y la
serpiente no entrará más (Ec. 10:8).
CONCLUSIONES
· El poder
hacer la liberación de demonios, lo dejó el Señor como señal para todo aquel
que cree en él (Mr. 16:17).
· Ésta
liberación se hace por el Espíritu de Dios; por lo tanto, pueden liberar los
llenos con Espíritu Santo.
· Mantenemos
una lucha constante contra huestes espirituales de maldad (Ef. 6:12).
· Lo que
evidencia que un creyente puede estar contaminado es la murmuración; o bien, su
escepticismo a la palabra, alabanza, etc.
· El creyente
podrá ser liberado de cualquier contaminación, pero si reincide su postrer
estado será peor.
· Mantenernos
limpios permitirá al Espíritu Santo fluir mejor en nosotros.
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