jueves, 26 de abril de 2012

Limpiémonos de toda Contaminación


Limpiémonos de toda contaminación

Así que, amados puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de dios.  2 Corintios 7:1

INTRODUCCIÓN
Tal petición pareciera que estuviera mal dirigida; sin embargo, el apóstol Pablo escribió ésta carta a la iglesia de Dios que estaba en Corinto. Esto nos muestra que el cristiano puede contaminarse, pero en su misericordia el Señor ha delegado siervos suyos para que ministren conforme al poder que Dios da y así ejerzan un servicio de limpieza dentro de los miembros del cuerpo de Cristo (Ap. 22:11).

I.          PERFECCIONANDO LA SANTIDAD:
Limpiarnos de toda contaminación es parte de la consagración  y que nos corresponde a nosotros realizar. Apartarnos a Dios para que él realice la santificación. Cuando el apóstol Pablo dice: “perfeccionando la santidad en el temor de Dios”, quiere decir que aborrezcamos el mal o el pecado. No se trata de sentir miedo, es negarnos y aborrecer al pecado. Si no hay temor de Dios no puede haber limpieza de contaminación.

Algunas personas buscan a Dios por miedo y no por temor a él. Cuando tomemos la decisión de limpiarnos de toda contaminación será el momento cuando expongamos nuestra voluntad ante Dios. El Señor orando por los suyos dijo: “Padre no te ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. No tenemos justificación como para decir que porque estamos en el mundo nos contaminamos.

Daniel, por ejemplo, propuso en su corazón no contaminarse en Babilonia. Se trata entonces de luchar contra el mal, de despojarnos de todo aquello que esté impidiendo ser santos.

II.        LIMPIÉMONOS DE CONTAMINACIÓN:
No hay nada fuera del hombre que por entrar en él le pueda contaminar, pero lo que sale del hombre es lo que contamina. Es del corazón o del alma de donde salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales , los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la insensatez.
Todo lo que es contaminación en nosotros, es levadura, y dice la Biblia que un poquito de levadura leuda toda la masa (1 Co. 5:6-8). Una vez que estemos con problemas de contaminación no vamos a poder celebrar la fiesta de la pascua que es Cristo en nosotros, porque el pecado va estar ejerciendo presión en cada uno (Ex. 12:19,20).

Romanos 8 dice claramente que tenemos una lucha que librar para despojarnos de todo lo que es contaminación de la carne, pues quienes viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Finalmente, puede haber contaminación de espíritu si se abren puertas a los emisarios del enemigo de nuestra alma (Ec. 10:8).

Es únicamente por el espíritu y nunca por fuerza propia, como seremos libres de toda contaminación. La Biblia dice que no nos fue dado un espíritu de cobardía sino de poder, de amor y de dominio propio  (2 Ti. 1:7). Sojuzguemos y señoreemos con la ayuda del Espíritu sobre toda nuestra tierra (alma).

CONCLUSIONES
·      Hay contaminaciones a nivel de la carne y de espíritu, de la que tenemos que limpiarnos.
·      El Señor ha delegado ministros para que sean ellos quienes nos ayuden, limpiándonos de toda contaminación.
·      Es viviendo y obedeciendo la voz del Espíritu como haremos morir las obras de la carne y mantendremos cerrada toda posibilidad de ser contaminados por espíritus.

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