jueves, 26 de abril de 2012

La Imposición de Manos


La imposición de manos

No impongáis las manos sobre nadie con ligereza, compartiendo así la responsabilidad por los pecados de otros, guárdate libre de pecado. 1 Timoteo 5:22

INTRODUCCIÓN
La imposición de manos es un acto de fe por medio del cual se establece contacto para recibir de parte de Dios. Es uno de los rudimentos de la doctrina (He. 6:1,2). Es una ordenanza y una verdad enseñada por nuestro Señor en su ministerio terrenal (Mt. 8:3; Lc. 13:11-13). Una objeción entre otras para no imponer manos, es el temor a contaminarse o adquirir los males del ministrante (Lc. 10:19). Sin embargo, a la luz de la palabra veremos que se puede recibir salud tanto física como del alma.

I.          POR QUÉ SE IMPONE MANOS
En el Antiguo Testamento la imposición de manos era ejercida solo por los patriarcas, profetas y sacerdotes. Los padres imponían manos sobre sus hijos para transmitirles bendición (Gn. 48:14). Los profetas imponían manos sobre quienes les iban a suceder. Moisés consagró a Josué como su sucesor imponiéndole las manos (Nm. 27:18-23). La imposición de manos era entonces, una comunicación de bendición o de poder. De igual manera se podían transmitir maldiciones de esta manera (Lv. 24:14).

En el Nuevo Testamento el Señor nos dió ejemplo al bendecir a niños (Mr. 10:16) sanar enfermos (Mr. 5:23), etc. La iglesia que narra el libro de los Hechos experimentó recibir el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos (Hch. 19:6), se delegaban misioneros para cumplir con la evangelización (Hch. 13:3), señales y prodigios se hacían en el pueblo por mano de los apóstoles (Hch. 5:12).

Hay quienes creen que ésta doctrina era una costumbre judía, pero al estudiar al Nuevo Pacto no se puede evitar la imposición de manos. Queremos dejar claro que imponer manos no debe ser un rito más. Es por eso que el apóstol Pablo recomienda a Timoteo que no lo haga a la ligera, sino, bajo la guianza del Espíritu. De lo contrario solo despeinará a la gente.

Pero ¿qué tendrán las manos para que por medio de la imposición sucedan muchas maravillas? Simón el mago, al ver las obras que se hacían por medio de los apóstoles quizo comprar este don (Hch. 8:13-21). Lo curioso es que hoy día casi a nadie le llama la atención imponer manos, en aquel tiempo, era todo lo contrario, la razón, los efectos que eso producía.
En algunas iglesias ésta práctica se ha dejado sin duda porque al imponer manos no ocurre nada. Por el contrario, que bendición sería si por hacerlo se recibe visitación de parte de Dios. Cuantas veces venimos al servicio cargados y desearíamos que alguien nos ayudara. Que alivio cuando sentimos las manos de un hermano o hermana que con unción establece contacto. Nuestro espíritu recibe y como consecuencia nuestra alma y cuerpo se vuelven blandos. El peso de la carga desaparece, recibimos nuevas fuerzas como quien carga batería.

Pero ¿por qué no suceden milagros, se recibe el Espíritu, sanan enfermos, salen fuera los demonios, etc. por la imposición de manos? Sin duda porque hemos dejado de creer, no somos sensibles al mover del Espíritu, en nuestro interior razonamos y nos oponemos, creando una barrera que detiene la visitación.

La imposición de manos no debe ser motivo de exhibir habilidades, pues es Dios quien capacita a sus siervos para ejercer este don, el propósito de imponer manos es glorificar a Dios (Lc. 13:11-13).

II.        LA IMPOSICIÓN DE MANOS EN LA MINISTRACIÓN
La imposición de manos se avala hoy día según Marcos 16:18, sin embargo, es un don no de todos sino de los ungidos solamente, no especialmente de los ministros, sino de los que creen.

Esta hermosa verdad va a ser restaurada en la medida que se dé un crecimiento del don de discernimiento de espíritus. Este don dará la guianza para imponer manos. Esto no implica necesariamente que debe haber una voz audible pero sí una indicación certera para que haya efectos. Cuando uno impone manos sin guianza, puede estar bendiciendo lo que Dios no quiere bendecir, compartiendo con pecados ajenos.

Por medio de la imposición de manos el ministrado puede recibir bendición, sanidad, poder y consuelo. El hombre natural utiliza sus manos para inspirar confianza con sus semejantes, cuanto más si se hace bajo la guianza  y unción del Espíritu.

Puede suceder que mientras se imponen manos los demonios se manifiesten, por lo que debemos tomar autoridad, atar o echarlos fuera (Lc. 5:40). Hay ocasiones en las que los demonios hablan a través de la persona y tratan de infundir temor a quien está ministrando. Ningún demonio puede atacarnos a menos que haya una puerta abierta para hacerlo. No debemos dar ninguna atención a las amenazas de los demonios porque todos son mentirosos y acusadores (1 Jn. 3:8b). Finalmente, entendemos que parte de la preparación del que ministra es el tiempo que dedique a la oración. El apóstol Pablo recomienda que al orar, nuestras manos sean santas, sin ira ni contienda (1 Ti. 2:8).

CONCLUSIONES
·      La imposición de manos es un rudimento de la doctrina por medio de lo cual se establece un contacto.
·      La imposición de manos no es una orden exclusiva de los apóstoles, sino de todo el que crea y que sea guiado por el Espíritu (Hch. 9:17).
·      Imponer manos es parte de la ministración y en donde pueden suceder milagros, sanidades, espíritus salir, etc.
·      Son persona autorizadas por el Espíritu quienes imponen manos.

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