Misericordia
Sed pues misericordiosos, como también
vuestro padre es misericordioso. Lucas
6:36
INTRODUCCION
Una de las características
del ser humano es que así como le hacen, así paga. La escritura nos enseña que
el hijo de Dios, y especialmente el ministro, debe usar misericordia aun con
aquellos que le hagan mal. Esto lo enseña Mateo 5:38-48 y Romanos 12:14-21. La
misericordia es la manifestación externa de la compasión.
I. LOS QUE MANIFIESTAN LA MISERICORDIA
La misericordia es un fruto
del hombre espiritual y maduro, haciéndolo denotar como sabio. La sabiduría que
es de lo alto es primeramente pura, después pacifica, amable, benigna, llena de
misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía (Stg. 3:17).
El hombre sabio es entonces una persona llena de misericordia, característica
que no la tiene el hombre necio o hipócrita. Este es el caso de los fariseos
del tiempo del ministerio del Señor.
Ay de vosotros escribas y
fariseos, hipócritas, porque diezmáis de la menta, del eneldo y del comino, y
dejáis lo mas importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe, y
esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello (Mt. 23:23).
El obrar con misericordia no
debe hacerse como una carga u obligación, sino como dice Romanos 12:8; el que
hace misericordia con alegría, para que esta sea como una ofrenda agradable a
nuestro Dios y Padre. La escritura nos
enseña que esto no será dejado en el olvido por Dios, sino, más bien, nos dará una recompensa de acuerdo a lo que
hayamos hecho por los demás. Sólo aquellos que son misericordiosos alcanzaran
misericordia (Mt. 5:7).
El ser misericordiosos nos
hace no sólo manifestar lo maduro que somos en el Señor y lo sabio, sino
también la bendición de recibir misericordia de parte de Dios en nuestra vida.
Ahora veamos como la
misericordia puede manifestarse en nosotros tomando algunos ejemplos bíblicos y
viendo como Cristo los practicaba.
A) Ovejas sin pastor
Podemos observar como Cristo
es movido a compasión (misericordia), por las multitudes que estaban sin quién
las orientara. Ésta actitud debería estar en cada cristiano hijo de Dios, y en
un ministro principalmente. Sentir compasión por las personas que están
desamparadas espiritualmente y que no tienen a quién acudir para recibir orientación.
B) Ovejas enfermas
Y saliendo Jesús vio una gran
multitud y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que de ellos estaban enfermos
(Mt 14:14).
La misma compasión que
sintiera Cristo por los desprovistos de atención espiritual tuvo también por
los necesitados físicos. De la misma forma no deberíamos de orar por un
enfermo, si en realidad no tenemos compasión por aquel que está en esta
situación. El principio que nos debería motivar a orar por los enfermos no es
el que se publique lo que Dios hace a través de nosotros, sino sencillamente
intercediendo por ellas como si fuéramos nosotros, con misericordia.
C) Ovejas necesitadas
Tengo compasión de la gente,
porque ya hace tres días que están conmigo y no tienen que comer (Mr. 8:2).
Otra de las manifestaciones
de la misericordia sería el de proveer al necesitado de lo material, como
Cristo lo hiciera en aquella ocasión. Aunque esto tiene que manejarse con mucha
prudente, sabiduría y discernimiento, para no perder la prioridad espiritual,
de lo contrario estaríamos cambiando el llamado que no han hecho de ministros
de espíritu a ser únicamente gente que procura dar de lo material a los demás.
Sería prudente que en esta
área de servicio el ministro delegue a otra persona ese cargo, como lo hicieran
los apóstoles (Hch. 6:2-4).
Uno de los relatos que
contara Cristo y que revela en una forma muy especial la misericordia, es la
del buen samaritano (Lc. 10:30-37). Al leer este texto, observamos y extraemos
de él diferentes enseñanzas, que son importantes que las veamos:
1) En Juan
10:10 dice: El ladrón no vino sino para hurtar, matar y destruir, eso es
precisamente lo que sucedió a aquel hombre según Lc. 10:30. Aunque no lo queramos
aceptar, en cierta forma lo mismo nos sucedió a muchos de nosotros.
2) En el verso
31 del pasaje de Lucas 10, vemos como un ministro sin misericordia no hace nada
por aquel hombre, así hay ministros hoy día que no tienen misericordia por el
que esta moribundo espiritual o físicamente.
3) Luego vemos
la actitud de un religioso que no tiene compasión por el necesitado (verso 32).
Lo mismo nos ocurre cuando llevamos el evangelio como una religión más; no
podemos sentir compasión por otros, pues no gozamos de vida abundante en el
espíritu.
4) Gracias a Dios que como el samaritano fue movido a
misericordia por aquel hombre, así lo hizo Cristo por nosotros, y de ésta
manera comenzar a tener una vida nueva
en él. Debemos ser como Cristo, imitándolo tal y como lo hacia el apóstol Pablo
(1 Co. 11:1).
Todo cristiano y
especialmente el ministro debe imitar a Cristo en estas actitudes de
misericordia. Llama la atención la última frase de este pasaje (Lc. 10:37): Ve
y haz tú lo mismo. Tomémoslo como una orden de Cristo para nuestro ministerio y
veremos cómo Dios por medio nuestro restaurará a muchos.
CONCLUSIONES
·
Observamos
que en la mayoría de pasajes que nos ocuparon en el presente tema, Dios mismo
es el ejemplo supremo de poner en práctica la misericordia.
·
El
amor de Dios por la humanidad menesterosa se manifiesta en cada capítulo y
versículo de la Biblia, mostrándonos así que debemos aprender de él a ser
misericordiosos.
·
Ser
misericordiosos en la ministración es decir las cosas tal y como nuestro Señor
lo diría al ministrado.
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